miércoles, 18 de marzo de 2015

Tengo afro... y qué?

"Hola pelo malo!"... "Tienes tres gatos muertos en esa cabeza"... "Te explotó un tumba-rrancho?"... no imaginan cuántos comentarios como estos he escuchado desde pequeña, incluso en mi familia tienen un chistecito al decirme Maikol (por Michael Jackson y su gran afro adolescente); el asunto es que crecí sintiendo que mi cabello era MALO, que solo esas chicas con lacios y largos cabellos eran las merecedoras de halagos, de ser parte de un comercial de shampoo y que por más que lo domara, siempre sería mi cabello el blanco de chistes, comentarios, papelitos y bolígrafos con lo que mis queridos amigos de la universidad sigilosamente lo adornaban, siendo su forma rizada un "defecto" de esos que se deben arreglar.

No fue hasta hace unos tres años donde le di libertad plena de ser quien es, despeinado y todo, lo empecé a amar, a no domar, a aceptar y querer lucir alborotado en todo su esplendor, y, puedo decir que con esta liberación cambiaron muchas cosas en mi vida, fue como la llegada del movimiento feminista a mi interior, me sentí libre de vestir, hablar, pensar y hacer lo que quiero y sueño... puede interpretarse como una tontería esto de que el cabello suelto me ha dado libertad, pero realmente fue el inicio de aceptarme como soy, con el cauchito duro de dejar mi abdomen, con la nariz nada perfilada, los dedos pulgares heredados de mi abuela Heri (de lo cual escribiré luego), empecé a amarme y sentirme amada, he aprendido que cuanto más me ame como soy, me respete y me dedique el tiempo necesario para sentirme plena, quienes me rodean sentirán y harán lo mismo por mi; se ha vuelto una competencia ilógica la de sentirte más que los demás tanto como menos que los demás, es hasta gracioso escuchar conversaciones entre amigas:

Amiga 1: Me siento un poco gorda.-
Amiga 2: Que? tú estas bien, mira (agarrando la panza)... gorda estoy yo.-
Amiga 3: bueno por lo menos  no estás llena de celulitis como yo....

Estamos en la constante guerra de quién se ve o se siente peor y esto inicia en lo que cada uno aprecia y hace de si mismo, en la medida que alimentemos nuestra auto-estima positivamente, sin rayar en la egolatría, iremos entendiendo que debemos amar cada detalle que el Creador colocó en nuestro cuerpo y nuestra forma de ser, no hay nariz o medida perfecta, no existe la talla de sostén ideal, no hay cabello bueno o malo, no hay color de piel con favoritismos, no hay un género por sobre otro ni estrato social, título universitario o "cargo" que me haga parecer mejor que tú; pero puedo decirte que si hay un buen carácter, buen trato, respeto a nosotros mismos y los demás, ayuda al necesitado, autocontrol frente a situaciones, libertad de ser quien eres y plenitud en alegrarte porque hoy reúnes una herencia familiar genética y actitudinal, tan personal y única; es lo que me hace asegurarte que ni un gemelo podría igualar tu magnífica esencia.

Despéinate un poco, sonríe, no temas ser tu mismo, no temas lucir diferente, no temas mostrar a tu paso que jamás ha existido o existirá alguien como tú.

Hoy, a pesar de mis luchas me siento plena por ser quien soy... y tú?  

2 comentarios:

  1. Arriba la belleza natural. Somos muchas las que vivimos esas críticas desde chiquitas. Atreverse a despeinarse

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    1. Así es Paula, cada día escucho a mas madres contar la inconformidad de sus hijas por tener un hermoso cabello rizado, debemos enseñar a nuestros hijos a amarse tal y como son, aclarándoles que los estándares sociales no son los que llevan la batuta cuando hablamos de belleza... despéinate y sigue adelante!

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