lunes, 28 de diciembre de 2015

Es mi última semana del año...

Es mi última semana del año y siento que me faltó mucho por lograr, me llené de ansiedad tratando de hacer malabares con el tiempo, el dinero, las labores,  el amor...
Me di cuenta que no debo terminar el año como pensé seria "lo ideal", sino que  simplemente debo despedirlo con gratitud y alegría por todo lo vivido, hasta de ese episodio que me hizo tomar calmantes.
Nos esforzamos tanto en tener la vida perfectamente equilibrada, que descuidamos un atardecer, la brisa de la noche o el escarabajo tornasolado que pisamos por la prisa que llevamos, ahora pienso que no todo debe ser perfecto pero si gratificante a los 5 sentidos y al corazón.
Recibiré el 2016 lejos del abrazo de mis padres, tres hermanos, dos sobrinas, mis cuñados y la que más duele: mi hija, pero le daré la bienvenida con los brazos abiertos de par en par, con algunas lágrimas quizás, con la cara larga por el dolor del nudo en la garganta por  la tristeza, por todo lo que dejaré ir y el nervio de todo lo que emprenderé y vendrá; pero, de lo que si estoy segura es que con quien sea que reciba el año nuevo, lo haré sin esforzarme en agradar a nadie, sin ser anfitriona (lo que tanto me encanta) disfrutando la velada y en los brazos de un hombre que me ama a pesar de mi locura.
Es mi última semana del año y no noté cuándo pasó, así que 2016 no haré promesas que pueden quedar en el aire, mas bien haré todos mis 365 días por venir, tan buenos y productivos como sea posible; vamos juntos 2016, que "pa'lante es pa'lla".

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