miércoles, 25 de mayo de 2016

No todos los SUPER HÉROES visten capa

Hay muchas personas a quienes admiro, hombres y mujeres de diferentes edades cuyos actos me hacen gritar un ¡WOW! o lo que sería por acá un ¡GUAU!, y es que en medio de tanto caos, desorden y villanos, los superhéroes salen a relucir por sus hazañas y proezas: escribir un exitoso libro, descubrir la cura de una enfermedad, enfrentarse a un grupo de neonazis, luchar por los DDHH de todos los habitantes de un país, llevar alimento y vestido a orfanatos u hospitales, cosas grandes y dignas de reconocimiento público, les he visto y escuchado en entrevistas, han sido reconocidos por ciudades y países enteros, en fin han logrado destacarse en medio de una multitud que a veces se comporta como ovejas que necesitan ser guiadas porque de lo contrario se extravían en el camino.

Un superhéroe por definición es un personaje de ficción que tiene características que van más allá del héroe común y que pueden o no tener poderes sobrehumanos. Un héroe es, por su parte, una persona que realiza una gran hazaña que ha requerido de mucho valor, así que con ficción o no, el común denominador es realizar hazañas (acciones de gran esfuerzo y valor) que superen una situación negativa, y retomando ese listado de personas que admiro, puedo entender que son tan iguales a mi y como a cualquier otra persona, seres humanos comunes que decidieron hacer hazañas extraordinarias,  así que yo puedo realizar hazañas sean reconocidas o no y no necesito una capa para sentir que lo que estoy haciendo influirá en mi entorno tan positivamente como lo dirija a ese punto.

Entonces, puedo ser una superheroína en mi hogar, en mi entorno laboral, en mi centro de estudios, en mi comunidad y mi país, simplemente debo preguntarme ¿cuál hazaña puedo hacer HOY ? Y estarás pensando que hablo solamente de la paz mundial, que se acabe la corrupción, erradicar la violencia y el hambre, y estos son puntos válidos e importantes para atacar y vencer, pero también es una gran hazaña no hacer lo que todos los demás hacen porque es la (contra)cultura del "más vivo", respetar los derechos y opiniones de los demás cuando sentimos que tenemos la única verdad (y nos provoca sacudirlos con fuerza para que "entiendan"), cuidar nuestro planeta tan descuidado, criar niños y niñas sin violencia, tenderle la mano a ese vecino que nunca me saluda pero tiene una necesidad, amar y respetar  como propios a los hijos de tu pareja, estar atentos a la necesidad de alguna familia que no tiene ingresos y ayudar, frenar tu vehículo para que pase un peatón y respetar las leyes de tránsito... puedo citar miles de millones de ejemplos que parecen absurdos, pero cada uno es una hazaña en este mundo que hemos vuelto tan egoista y hostil requiriendo valor y esfuerzo.

Así que, los superhéroes de los que sé estoy rodeada, no sólo visten capas de grandeza, se visten como yo, sufren, ríen y luchan como yo, y también pueden procurar vivir con valor, respeto, empatía y humanidad para lograr que en medio del caos, una hazaña por más aislada, anónima  y pequeña que sea marque una gran diferencia, todos tenemos capacidades, habilidades, inteligencia y por sobre todo la superfuerza de el ser sobrenatural que todo lo puede: Dios.

¿Te sientes ya un superhéroe?
Pues ¡lo eres!

Espero me cuentes de tu primera gran hazaña y que sientas que puedes lograr grandes cosas para beneficio de quienes te rodean.

sábado, 7 de mayo de 2016

El poder de UNO... la fuerza de TODOS

Maria-Teresa Tess Asplund, colombiana de nacimiento, de 42 años, madre de dos nenas, adoptada a sus 7 meses por una familia sueca y residente de Suecia actualmente, desafió a 300 neonazis en su ciudad y, sin pensarlo ni pretenderlo, se ha convertido en un símbolo contra el racismo.

Durante una manifestación el domingo 1° de mayo de este año, en Borlänge, un pueblo del centro de Suecia de 50.000 habitantes, 300 de militantes del partido de extrema derecha Movimiento de Resistencia Nórdico marchaban con autorización gubernamental, desafiantes, en protesta por la acogida de inmigrantes en su país y solicitando la expulsión de los mismos, a su vez gritaban insultos contra los políticos que habían traicionado, según ellos, a los habitantes del pueblo, Tess Asplund sin pensarlo o haberlo planeado se plantó frente a los líderes de la marcha con la cara y su puño en alto, con la sangre hirviendo de enfado ante aquella agresión a su color, a lo que ella representa. Estuvo ahí inmóvil  como si nada en el mundo fuera más importante, sin pronunciar ni una palabra, um insulto o alguna solicitud, sólo fue su puño, su corazón latiendo con fuerza y el deseo de un mundo mejor para todos.

No tardó mucho para que su imagen se hiciera viral y el mundo entero se pronunciara a favor o en contra de su acción, muchos aplauden su valentía y aplomo, su activismo y pasión, fue un impulso que pudo costarle mucho y sin embargo,  logró hacerse escuchar aun en silencio. Su acto logró reunir más personas que luchan por los derechos humanos y contra el racismo en Suecia, por lo tanto, una acción que parecía no significar nada se volvió un ejemplo de coraje para que muchos más luchen por los derechos violentados y actos de injusticia.

Puede ser que muchos vean a Tess como una heroína y piensen que este mundo necesita más personas como ella, sin embargo, todos tenemos la capacidad de levantar nuestra voz y puño ante la injusticia, la corrupción y cada anti-valor que se ha colado sutilmente en nuestra sociedad.

No con esto digo que todos debamos o podamos salir a protestar cada día (aunque pienso que seria lo ideal), pero si queremos ver un cambio radical y significativo en nuestro entorno, debemos iniciar ese cambio en nosotros mismos. Esto parece un tema "cliché" pero es que no termina de calar en cada persona, pues aún en la intimidad, cuando do nadie me ve, debo hacer lo correcto y no saltar los valores necesarios para el funcionamiento de una sociedad, así que no porque nadie me vea voy a tomar "esto" que no es mío porque nadie lo echará de menos, o, voy a pagar bajo cuerda tal producto para poder obtenerlo y OJO pienso que es peor quien se aprovecha de la necesidad de su compatriota que quien recurre al "comerciante" cosa que se ha vuelto un círculo vicioso lamentablemente.

Todos debemos defender nuestros derechos y hacer valer nuestras voces frente a cualquier persona, gobierno o grupo, armarios de valor y respeto para exigir lo que por derecho nos corresponde.

Pienso que mi país (Venezuela) puede cambiar si todos realmente nos ocupamos en hacer valer lo correcto y no nos unimos a la corrupción reinante, claro, esto es algo casi idílico pero no imposible, hay que trabajar duro y con constancia y no temer al levantar nuestro puño y nuestra voz en señal de inconformidad y lucha por nuestros derechos.

¿ Quieres ver un cambio en tu entorno? Cambia inicialmente tú,
¿ Quieres luchar por un mejor país?
No tengas miedo de alzar tu voz, no seas un borrego preparado para el matadero, y lucha por ese cambio que quieres ver solo o acompañado (siempre es mejor unirte a personas con tu mismo norte).

Todos tenemos algo de Tess, tengamos el coraje y valentía día a día para cambiar y ver los cambios venir.


Imagen tomada de Google

jueves, 5 de mayo de 2016

Corazones de piedra

Tendría poco menos de 20 años, su rostro inexpresivo reflejaba un largo historial de violencia y moretones que ya se tornaba verdes, pero fue su ropa ensangrentada la que hacía a quienes le rodeaban apartarse como quien fuera dando voces por tener lepra.
Cruzó la puerta de salida del Palacio de Justicia donde había permanecido casi tres días por un caso de asalto frustrado por la flagrancia, su abogada sonriente recibía un fajo de billetes que su madre le había traído como pago de la defensa que dejaria en libertad a su hijo. Aquella pobre mujer, había asistido a la audiencia con sus dos hermanos, los tíos, quienes uno de cada lado ayudaban a ese esquelético hombre a caminar, sus heridas en la pierna derecha aún sangraba y los golpes que había recibido le hacían quejarse. Su mujer también estaba allí, fiel a su flaco, aferrada al padre de sus dos hijos, caminaba cerquita a él, no se le separaba.
Vi todo ese cuadro a unos pocos metros de distancia, tal vez dos, pero no quise moverme, no sería como todos esos corazones de piedra que no veían en él un rastro de humanidad, debía demostrarles que yo no era como los demás; por su puesto me sentí inquieta pues estaban saliendo cantidades de esos mismos "flacos", arapientos, sucios, golpeados, pero yo no soy como los demás, yo vi personas iguales a mi pero en diferentes circunstancias, viendo el sol después de varios días.
Uno de los tíos elevó su mano y con un fuerte silbido detuvo a un taxi que les llevar de vuelta al barrio, a seguir sobreviviendo .- Somos 5-. Dijo al chófer quien aceptó el trato, pero al ver aquel cuadro que se robaba toda mi atención, cerró la puerta y les dijo. -No, no puedo llevarles.- Yo, no podía creerlo, ¿acaso se cree mejor ser humano que el flaco? y luego de pensarlo, me acerqué con la voz que ensayé un poco antes. - Disculpa flaco, acá tengo toallitas húmedas, limpia toda esa sangre de tu cara, manos y pierna y pide otro taxi, ese hombre no es más valioso que tú, no es más especial que tú.- me sentía un pavo real con sus plumas de par en par, ya se los había dicho, no soy como aquellos corazones de piedra que no ven la humanidad en todos, recibí varios gracias, pero no del flaco que me miraba fijamente, pude observar aun más de cerca el verdor de los golpes en su cara y deseaba a la vez que si recordaba algo de ese momento fuera que que si es alguien especial.
Lo limpiaron, botaron las toallas al suelo, no podía hacer más así que no les dije nada, vi como le cambiaban de ropa y le calzaban medias y zapatos deportivos, en plena calle, pero no me causó horror, me causó dolor.
El tío extendió nuevamente su mano .-Somos 5.- repitió, y en esta oportunidad si pudieron abordarlo, me sentí grande y pensé que había sembrado una buena semilla, ya ese flaco no volvería a ser nada de lo que fue, un antisocial.
Seguí esperando un taxi, estaba tan  pendiente de la trágica escena que no había solicitado alguno, y para mi suerte un chófer se detuvo justo frente a mi, vi al chófer sudoroso y pensé que el calor que había no era normal, me acerqué a la ventanilla para preguntar si podía llevarme a mi destino. .-Cállate y sube tranquilita.- sorpresa sorpresa, el flaco me apuntaba con un arma de fuego desde el asiento de atrás, no entendía qué sucedía y lamenté  no ser como los demás corazones de piedra, subí.
No se a dónde me lleva, tal vez me quiera agradecer pero no conoce otra manera, y ya despidiéndose la tarde, llega la noche y con ella mi peor pesadilla.